martes, 6 de septiembre de 2011

Nuevos días

En algún momento supe de la vida, de su encanto, el delirio, la pasión.
No se en qué momento empezó todo a erosionarse, quizá cuando me sedujo la embriaguez o el amor sombrío. Quizá cuando conocí el desprecio y la falta de cariño.

He pasado oculto estos meses, detrás del sueño y el desanimo; pensé que no volvería, pero nuevamente intento llegar al sano juicio mental, emocional y espiritual.

La melancolía amiga mía me visita constantemente. He dejado de ser el ruiseño, el soñador, el constructor de grandes metas. Posiblemente esto sea iniciar la maduración. Llegar a lo concreto, fijar cosas alcanzables, comprender y razonar sin demasiado ímpetu.

Han llegado estos nuevos días de iniciar una recuperación integral, lo demás será Dios, el destino, el karma el que lo forje. Me desentiendo de lo que pueda hacer por mi propia voluntad y dejo todo a nuestro ser supremo.

miércoles, 26 de enero de 2011

Ansiedad y distorsión

Cuanta ansia que nos hace distorsionar,
en vez de seguir el camino del
sigilo y la contemplación.

Angustias anticipadas del quiero más,
te deseo más,
explosión psicótica que altera mi ser.

Anhelar mejor un mundo de tranquilidad,
respetar la labor ardua del prójimo
y hacer correctamente lo propio.

Las Américas 22-23 enero 2011

martes, 16 de noviembre de 2010

Mi yo post-moderno

Circunscrito en un mundo despersonalizado, arraigado en el sistema de la información y comunicación. Los destellos de un mundo más humano fueron cercenados por el consumo, el marketing y el materialismo.

El amor ya no sabe como antes, ya no se siente esa miel y dulzura de los labios, ya no siento el olor que se hilvana ante el éxtasis; últimamente se desarrollan sólo elucubraciones sobre el dinero y el sexo.

Cuando aprendí a amar, me gustaban las frases elaboradas o copiadas de algún bohemio o trovador. Total todo era apasionante. La racionalidad de la razón fue menguando esos ímpetus.

El arte es más hermético, parece una cosa de privilegiados o es que siempre ha sido así. Las cosas a las que accede el ciudadano común aparecen en las pintas y los grafitys.

Los Estados cada vez son más volátiles, las trasnacionales imponen reglas y aquéllos cuál si fueran marionetas, sólo abren sus fronteras ante el desdén de ser calificados de ineptos, y así dar pauta al subrepticio de expoliar sus recursos naturales. Es una colonización tecnificada.

Cansados ya de un devenir desalentador, ya ni las guerras resultan útiles. Nunca lo han sido, pero en ocasiones hacían resaltar los sentimientos e ideas más intensas de muchos seres humanos y había un porqué, un destino que forjar.

Con el paso del tiempo he tenido que cimentarme en una sociedad que me parece ajena, bajo sueños cada vez más irrealizables, entre escenarios más complejos; el equilibrio o justo medio parece ser la quimera menos dicha y más significante.

Finalmente, cuál es el real sentido de la existencia? cuál es la felicidad que se pregona? qué medios son los racionales y justos para gozar de la plenitud? porqué he de esperar tantos amaneceres para obtener la sonrisa de mi amada?

miércoles, 20 de octubre de 2010

De-construcción y construcción desde la óptica de la Revolución

Que dicha sentí hoy 20 de octubre cuando vi que muchos guatemaltecos y guatemaltecas estaban esperando afuera de la puerta del Palacio Nacional, para ver los murales de Diego Rivera y Rina Lazo, con los cuales se conmemoró la gesta revolucionaria de 1944, su caída fatal en 1954 y la situación dantesca que vendría para Guatemala en los años posteriores.

Unos 50 años de historia de este país hecho arte. Y el pueblo, y nosotros, esperando recrearnos sanamente y apreciar nuestra historia. El esparcimiento cultural y conocimiento histórico político en su dimensión objetiva se ha negado a generaciones enteras producto de: la indiferencia a causa de una clase política-económica espuria, mezquina, usurpadora de lo público, sin identificación con la esfera social; una reproducción de la ignorancia y la servidumbre como efectos inexorables para la dominación política, económica e ideológica en Guatemala; un conocimiento parco o básico de la realidad histórica del país, como esquema mental para la conformación de una sociedad autómata, tal y cual es; una falta de identidad con el país y sus procesos de formación y de-formación. Todo ello se refleja en lo que existe, una sociedad acrítica, atomizada, pasiva, sin horizonte, perversamente mediatizada por el consumo y los medios de comunicación.

No hay duda que las frases coloquiales que impactaron la época e impactan aún en nuestro medio, como: las reformas del ´44 son ideas comunistas, los comunistas se comen a los niños, los indios son tontos por comer tortilla, los ricos no roban cuando llegan al poder porque no lo necesitan, para que estudiás mejor dedícate a hacer pisto, el que no roba es mula, etc.; son y serán siendo parte de nuestro imaginario, por ser una sociedad sin acceso a la cultura, al arte, a la literatura y poesía, al conocimiento fundamental-necesario de su historia. Esto incide en la forma en como nos manifestamos a nivel de país, como nos proyectamos al mundo, como materializamos las acciones políticas. Realmente analfabetos funcionales en un mundo sofisticado, en una sociedad del conocimiento, la información y la tecnología.

Volviendo al tema central. Hoy después de muchos años, me sentí muy bien con el hecho de acercarme a esos espacios de cultura, que en cualquier sociedad del siglo XXI (industrial o en desarrollo) es algo fundamental: Recorrer un feriado o día domingo para ver obras de arte de forma gratuita. Para nosotros eso es un lujo, cuando en las sociedades modernas (normales) es cotidiano disfrutar los espacios culturales de una forma moderada. Claramente aún NO somos ciudadanos -concepto básico del Estado moderno nacional-, aún somos súbditos, objetos y no sujetos deónticos.

Hoy aprecié nuevamente a mi país, revivir su historia en mi propia casa, ni siquiera ese derecho hemos tenido. Nuestro país es ejemplar, al cual uno accede más desde la lejanía. Hace años en el Museo de la Revolución en Cuba, me encontré un retrato de Fidel leyendo un periódico en la cárcel -luego de la toma del Moncada- que en la portada describía la caída de Arbenz en Guatemala; en Casa Azul, Coyoacán, vi otro retrato de Frida Kalho, quien en una de sus últimas manifestaciones -cuando languidecía e incluso la llevaban en hombros por medio de una camilla-, protestaba ante la caída del gobierno revolucionario producto de la invasión estadounidense; ver las pinturas de Mérida en la Casa Diego Rivera; apreciar el destacado trabajo de Rina Lazo como discípula de Rivera en el Museo de México; en España comúnmente me referían que Guatemala es un país muy lindo, que la gente que visitaba el sur de México le decían que obligadamente tenían que visitar Guatemala, que era sorprendente; en fin, tenemos un país tan grande y pequeño a la vez, tan admirado por afuera y tan humillado por adentro.

Finalmente, en este día cívico nacional, debemos recordar que la Revolución fue necesaria para el impulso del Estado moderno y nacional, fue un eslabón para el antagonismo de clases que se iba a desarrollar posteriormente durante más de tres décadas y que dieron paso al incipiente Estado democrático actual, es decir, la revolución era una etapa inexorable, un paso para el reencuentro no armonioso de las esferas y las capas, para impulsar una integración ideológico cultural, para mediar en las esferas públicas las contradicciones de clase. La Revolución fue un paso necesario y causal.

lunes, 20 de septiembre de 2010

VACÍOS DEL OPIO

Él pensó que había creado la vida más añorada de todas, la más envidiable, y había construido una gran nube blanca sobre cosas blancas, entre placeres blandos y equívocos.

El amor se detuvo para enfriar su mente, para alcanzar el sano juicio perdido, para repetir momentos inasequibles por ahora. Sólo Dios sabe en los rincones en que anduvo como alma intranquila, posiblemente enfermiza para saciar el vacío y afecto.

Los alguien se convirtieron en nada, los muchos en nadie, los pocos en nulos, la grandeza en miseria, la vida probablemente en muerte deambulante, la sonrisa en pausas inexplicables de letargo.

Y ahora qué? Ahora en donde deambulará? Qué le hará ensalivar sus inquietudes, qué le otorgara ese placer efímero y obsceno. La noche se hace larga nuevamente, el día corto, la felicidad incierta. Volvió la angustia por la soledad, esa soledad construida demencialmente con base al egoísmo hedonista.

Inexplicablemente aparecen seres de otro lado, proponiendo pinceladas de cariño, pedazos de amor retorcidos en mentes obsesivas. Esas sombras de al lado no recomiendan nada, sólo están cuidando que no suceda el infortunio.

Esta vez no hallará esa panácea apetecida por lecirgo.

Opio del pueblo y para el pueblo = DEMOCRACIA.

martes, 14 de septiembre de 2010

¿Celebremos nuestra Independencia?

En estos días, sin tener un precedente de la necesidad de escribir sobre la historia independentista del país, me ha inquietado la interrogante: ¿Resulta viable celebrar nuestra independencia? Y si fuese cierto ¿Qué independencia es la que festejamos?

A todas luces estos contenidos no pueden desarrollarse sin atisbar una carga ideológica. Lo que sí viene a mi mente, es que el Bicentenario mexicano y de otras naciones latinoamericanas han despertado pasiones.

Pero debe quedar claro que los gestores de las independencias latinoamericanas NO son y NUNCA han sido los líderes que obligadamente muchos de los que compartimos con las ideas de izquierda nos queremos hacer suponer. Los independentistas de esa época eran en la mayoría provenientes de los sectores comerciales o aristocráticos de nuestras naciones (Bolívar, San Martín, Pedro Molina, todos los que querramos añadir). En México, la Capitanía General de Guatemala, Venezuela, Colombia, Argentina, una naciente burguesía inspirada en los ideales de la ilustración (el marxismo no había hecho mella en ese entonces) iniciaron -unos con éxito- el proceso de consolidación de Estados nacionales (no multinacionales como queremos concebirlos ahora) que precedían de las revoluciones norteamericana y francesa.

Para nuestro caso, siempre hemos criticado que la independencia fue sólo económica y gestada por la oligarquía criolla, pero muy difícilmente hubiese venido de otro u otros sectores sociales. Y es cierto, el testimonio y estudio de grandes pensadores e historiadores nacionales así lo confirman. Es más la propia Acta de Independencia refleja la necesidad de libertad de ese grupo de la sujeción político económica española y evitar que las clases populares (sobre todo indígenas) pudiesen levantarse.

El temor a un Estado plural siempre ha estado en el imaginario político nuestro. Hasta la fecha la discriminación y racismo latente NO permiten ni siquiera conceptuar un Estado multinacional, multilingüe y multiétnico como se pretendió con las reformas constitucionales de 1999.

El propio Estado mexicano fue liberal y pseudo burgués inicialmente. Luego paso por una época en donde se quiso restaurar la monarquía de manos del emperador Maximiliano, y las luchas por la plena independencia mexicana fueron más perceptibles, complejas y cargadas de sangre. El norte mexicano pasaba también por períodos de inestabilidad y luchas intestinas por la pelea de territorios con la naciente potencia estadounidense. Una vez liberados de la invasión francesa, aconteció lo más significativo para ese país: la Revolución de 1910. Considero que es el proceso en que se consolidó la lógica dialéctica que permitió dotar a México de una mayor identidad nacional y de un proceso histórico cultural propio: el auge liberal pseudo burgués (tesis), la revuelta imperial (antitesis), la lucha revolucionaria de las clases excluidas a inicios del siglo XX, campesinos e indígenas frente a los poderes enquistados (síntesis). Quizá esos períodos de crisis profunda y desgarramiento por la patria crearon una mayor identidad socio cultural en ese país.

En Guatemala el proceso se describe menos fatídico. Existieron levantamientos pero no con la magnitud que se presentaban en el hermano país. La anexión a México, la pérdida de los territorios del sur mexicano no provocaron tanta violencia; finalmente la cesión de los mismos (merced de intereses políticos y económicos claros para la clase gobernante guatemalteca de la época) era algo natural para quienes querían seguir siendo parte del territorio mexicano (Chiapas, Campeche, Quintana Roo).

En Guatemala, las luchas intestinas se dieron más en los espacios políticos internos: la pugna entre liberales y conservadores se hizo sentir ante el derrocamiento del gobierno de Mariano Gálvez (1839) y el del General Vicente Cerna (1871) que trató de dar continuidad a la dictadura de los 30 años de Rafael Carrera.

Los territorios centroamericanos batallaron por consolidar sus repúblicas unitarias, graso error de los poderes oligárquicos de la época, frente a un mundo actual en donde la escisión resulta un mal grave frente a la globalización.

La revolución social (1944) que podía dar un espacio de mayor democratización, identidad, reivindicación de los sectores sociales (campesinos e indígenas) en Guatemala, fue derrocada vilmente por los mismos poderes paralelos (económicos, militares y foráneos) que niegan una democracia más profunda y plural hoy en día. Ese proceso lógico dialéctico anteriormente citado no hizo mella en el país.

Por ello, no resulta díficil entrever la identidad de circunstancias y hechos subrepticios que se pueden leer en El Señor Presidente de Asturias o en el Despacho Presidencial de Arévalo, para entender que el autoritarismo oligárquico y mediático guatemalteco niega cualquier oportunidad de progreso y desarrollo.

Finalmente, por eso no sabemos qué celebrar, no sabemos a quién le tenemos que agradecer esta supuesta independencia, no sabemos sí fue de beneficio para la mayoría o sólo para algunos, quizá si hubiésemos seguidos anexados a México o federados con las Provincias Unidas de Centroamérica nos hubiese ido mejor; lo que sí es que la independencia significa un amor y odio, una alegría nostálgica por una nación que todavía no sabemos de quién es, para quién es, para quiénes debe servir, si es nación o multinación?

sábado, 14 de agosto de 2010

AMOR INSACIABLE

Se conocen seres que aman insaciablemente, nunca terminan su deseo ni su excitación. Parecen de esos dioses de la antigüedad entregados en total paranoia a los placeres. Obsesivas mentes extasiadas, incontroladas.

Todavía esos seres deambulan en pleno siglo XXI. Cuando estuve en un lugar llamado San Gabriel en Madrid, me encontré a una señora hermosa que rebasaba las famosas y alegóricas cuatro décadas. Con ojos muy bellos y un busto despampanante, quien había contraído matrimonio tres veces. En ese lugar encontró a su cuarto amor. Él era chema, un señor de unos diez años menos que ella, ansioso por dedicarse a la electrónica – yo espero que su trastorno de personalidad no le juegue una mala pasada para sortear la electricidad- . La guapa señora estaba como una chiquilla de quince años entre los juegos del amor. Que rejuvenecedor ha de ser ese momento de letargo.

Una de las tardes en que solíamos juntarnos yo le vi a ella esa luz en su mirada y le dije: ¿Qué problemas ha tenido usted en la vida?. Me contestó: Mis problemas han sido porque no he sabido amar. Viéndola fijamente le dije, ese no ha sido su problema sino que a usted ama incansablemente y no ha existido la persona que pueda darle toda la pasión que su cuerpo exige. Ella sorprendida asintió rápidamente y me dio la razón. Los que permanecían alrededor de la mesa se quedaron atónitos, luego de la sorpresa que ella se había llevado y de la sonrisa que me había dado. En ese momento hubiera querido ser ese nuevo amor que ella había encontrado, para ver si ella podía calmar el ansia de amor que por meses ya a mí también me había agobiado.

Estando en el mar caribe, en la isla bonita y libre, Cuba, me encontré con una chica primorosa, que me llevaba unos diez años. Yo me pregunto ¿eso puede menguar el amor? ¿puede ser un óbice?. Como se sabe cuando el amor se suscita no importa la edad, sólo existe un cúmulo de experiencias y pericias de uno u otro lado. Esa linda morena de amplias caderas se llamaba Ernestina, le habían puesto así en honor al guerrillero heroico. Allí también me di cuenta de lo insaciable, incansable que puede ser el amor sobre todo cuando éste se da a cuarenta grados centígrados, entre una isla que invita a descubrir los ideales más espléndidos que pueden cohabitar en el ser humano: amor, solidaridad, sencillez, valentía, heroísmo.

En Madrid la ansiedad no pudo ser plenamente correspondida. El enfermizo delirio del amor se convirtió en paranoia, obsesión. Fuera de sí quise comprender al humano, su paradójica y cíclica existencia. Entre el vacío, el alma se lleno de estupor. El amor se fue desvaneciendo incluso para la propia vida. La muerte jugo con el amor inconcluso, la negación histórica, las regresiones ofuscaron su mente, pero el amor se sobrepuso a la demencia. Ahora el amor hacia la humanidad va a ser inquebrantable, esa es la nueva esperanza.

El amor llegó en sus últimas noches en Madrid, entre esas calles estrechas y pasadizos nocturnos. Entre fuentes, plazas y museos espectaculares. Allí encontró una iluminada coincidentemente llamada María. Con una sonrisa angelical lo sorprendió e hizo brotar nuevamente la imaginación, la química y la espontaneidad del amor. Ahora sólo piensa en el momento del reencuentro, en que si la vida es afable con ambos, logren sentirse nuevamente sus compatibles labios y ojos.

Ese sentimiento interno que lo hace agitarse y respirar profundo por alguien lo llevará por otros atrevidos derroteros, para que siga siendo el navegante del amor, personaje que adora poseer.