lunes, 11 de agosto de 2008

EL PARADIGMA DEL DESARROLLO HUMANO Y SU APLICACIÓN A LA REALIDAD GUATEMALTECA

Luis Ernesto Cáceres Rodríguez

1. Teoría del Desarrollo Humano: El enfoque de las capacidades, capital social y otros conceptos.

Se puede incluir en esta arista del concepto de Desarrollo Humano , el enfoque de las capacidades, el desarrollo sostenible (o más correctamente sustentable) y el desarrollo participativo. Estos conceptos, que algunos se agrupan bajo el de ´desarrollo alternativo’, han pasado de oponerse frontalmente a las corrientes convencionales de pensamiento sobre desarrollo a integrarse en la práctica actual de numerosos organismos internacionales, sobre todo de las agencias de las Naciones Unidas, las ONG’s y el Banco Mundial. Difícilmente se las puede considerar, por tanto, ‘alternativas’, en la medida en que son ampliamente aceptadas por la comunidad del desarrollo. Sin embargo, carecen de la consistencia teórica de las escuelas precedentes y su ámbito es la aplicación práctica sobre el terreno de un nuevo tipo de cooperación al desarrollo, más descentralizada, que desconfía del Estado como agente del progreso y prefiere centrarse en las personas, en muchos casos a nivel local.

Ya a finales de los años 70, economistas como Chenery empezaron a destacar la importancia de los aspectos humanos del desarrollo. Este primer enfoque ‘humanista’ entendía que uno de los aspectos fundamentales del desarrollo era la satisfacción de las necesidades básicas de los individuos; es decir, erradicar la pobreza, extender la educación y asegurar una nutrición y unos niveles sanitarios adecuados. Los malos resultados en términos sociales de los programas de ajuste hicieron que a finales de los años 80 la UNICEF y otras instituciones reclamasen un ‘ajuste con rostro humano’.

A principios de los años 90, el economista Mabuh Ul Haq introdujo el concepto de ‘desarrollo humano’. El concepto de ‘desarrollo humano’ concebido por Ul Haq no supone una ruptura con los enfoques precedentes, pues sigue considerando necesario el crecimiento económico e incluso adoptar procesos de ajuste para preservarlo, pero más como un medio para alcanzar elevados niveles de desarrollo humano que como un fin en sí mismo.

Para los defensores del ‘desarrollo humano’ queda claro que una mayor producción de bienes y servicios (crecimiento) expande las oportunidades, las capacidades y las posibilidades de elección (libertad); y el crecimiento económico y la mayor libertad contribuyen de manera importante al desarrollo humano. Pero el crecimiento económico se valora sólo en la medida en que contribuye a un mayor desarrollo humano.

El problema es que la contribución del crecimiento al desarrollo humano parece ser decreciente; es decir, cuanto mayor es el nivel de renta de un país, el crecimiento económico adicional parece añadir cada vez menos desarrollo humano. Por ello, es preciso adoptar políticas que mantengan un crecimiento favorable al desarrollo humano: favorecer un crecimiento económico basado en un empleo intensivo del trabajo (evitando el desempleo); proceder a la redistribución de las rentas generadas; y basar el crecimiento económico en la formación de capital humano. Es decir, el desarrollo humano, además de ser un objetivo del crecimiento, es también un medio para alcanzarlo (mediante el funcionamiento de la teoría del crecimiento basada en la formación de capital humano).

Nos encontraríamos así con lo que los economistas llaman un “circulo virtuoso”, en el cual crecimiento y desarrollo humano se respaldarían mutuamente: invertir en las personas resultaría rentable económicamente y, sobre todo, éticamente deseable. Un trabajador sano, bien alimentado y con una cualificación elevada resulta más productivo y contribuye en mayor medida al crecimiento, disfruta de una vida más plena y contribuye a un mayor desarrollo humano de la sociedad en que participa: paga más impuestos con los que mejora los servicios sociales facilitados por el Estado (por ejemplo, los asistenciales, sanitarios y educativos); tiene más medios para educar a sus hijos; puede contribuir en mayor medida a la mejora de la situación de la comunidad en la que vive, etc.

Por tanto, a diferencia del énfasis en el capital físico de las escuelas analizadas anteriormente, el concepto de ‘desarrollo humano’ incluye los avances de la teoría del crecimiento endógeno en materia de capital humano. Para la escuela del ‘desarrollo humano’, el crecimiento expande las oportunidades, pero el crecimiento económico se valora sólo en la medida en que contribuye a un mayor desarrollo humano y es preciso adoptar políticas que mantengan una pauta de crecimiento favorable a dicho desarrollo.

Si a las necesidades básicas añadimos la dimensión política y social, entramos en el campo del enfoque de las capacidades propugnado por Amartya Sen. Para Sen, el desarrollo debe entenderse como la ampliación de las capacidades de las personas, tanto a nivel económico como cultural, social o político. En este sentido, el desarrollo debe entenderse como la libertad (o la capacidad) para elegir el tipo de vida que cada persona quiere llevar, aunque respetando la regla kantiana de que la libertad de cada uno termina donde empieza la de los demás. Libertad para no padecer privaciones ni enfermedades fácilmente curables, para poseer una vivienda digna, para participar en la toma de decisiones colectivas, para disfrutar del nivel educativo deseado, para profesar, expresar y difundir libremente las propias ideas (sean estas políticas o religiosas) o para vivir en un entorno cultural propio. En definitiva, se trata de ampliar el poder de la gente para decidir su propio destino, lo que los anglosajones denominan empowerment. Pero es importante tener presentes los límites que nos marcan la ética y los derechos humanos: uno no debe realizar sus capacidades a expensas de los demás.

Para el enfoque de las capacidades de Sen, el desarrollo es la ampliación de las capacidades de las personas, debe entenderse como la libertad para elegir el tipo de vida que cada persona quiere llevar y trasciende el ámbito económico para entrar de lleno en los aspectos políticos, sociales y culturales del desarrollo.

Hasta ahora hemos tratado los conceptos de capital físico y capital humano, pero el concepto de capital social es el más novedoso dentro de la literatura económica, aunque sociólogos y politólogos vienen trabajando con él desde hace décadas. El concepto se emplea por primera vez por Robert Putnam (Making Democracy Work ). Él plantea que la existencia de elevados niveles de confianza entre los agentes sociales sería el resultado del elevado nivel de capital social en una sociedad. Es importante distinguir entre instituciones (familia, valores culturales, derechos de propiedad...) y capital social: éste es el ‘pegamento’ que mantiene a las instituciones cohesionadas y las hace eficientes y operativas.

Un elevado nivel de capital social puede proceder de sociedades homogéneas, con valores culturales armónicos, sin profundas divisiones étnicas ni religiosas, que no recurren a la violencia para dirimir sus diferencias y relativamente equitativas, entre otros atributos; cuando tales atributos no se dan, el capital social puede provenir de la confianza en las instituciones para resolver las diferencias.

La relevancia del capital social para el crecimiento y el desarrollo económico se da en el ámbito político y social, desde el cual se transmite a la economía. Las sociedades de elevado nivel de capital social presentarían un mejor comportamiento económico derivado de la confianza que impregna las relaciones sociales. Por ejemplo, la confianza mutua abarata las transacciones comerciales, al no requerirse tanta información de la solvencia de la otra parte ni tener que prevenir comportamientos fraudulentos. En forma similar, la cultura del diálogo social entre empleadores y trabajadores evita confrontaciones violentas que entrañan un coste económico (huelgas, despidos, recurso a los contratos temporales). Las disputas políticas, religiosas o étnicas, cuando se dan, se reconducen por cauces pacíficos y raramente perturban la actividad económica. A su vez, al igual que vimos para el caso del capital humano, el crecimiento económico puede generar capital social en la medida en que venga acompañado de una mayor justicia social. Nos encontramos con un nuevo “círculo virtuoso”, esta vez entre crecimiento y capital social.

La formación de capital humano se alcanza por un esfuerzo directo en educación y formación de la población; el capital social requiere igualmente la transmisión a la sociedad de los valores de respeto, tolerancia, diálogo, integridad, profesionalidad; esta educación no se limita a los cauces académicos formales, siendo éstos muy importantes, sino que se transmite también por el ejemplo de los líderes sociales, a nivel local y nacional, o los medios de comunicación.

Uno de los elementos claves constitutivos del capital social es la participación, tanto a nivel local como regional o nacional. De ahí el concepto de ‘desarrollo participativo’, muy aplicado por las ONG’s, y el de ‘desarrollo endógeno’, referente a un desarrollo auto-centrado que emana de la propia sociedad sin influencias externas. Sin embargo, aquí nos salimos del campo de las teorías del desarrollo propiamente dichas para entrar en las formas de la cooperación al desarrollo, por lo que sólo se relacionan estos conceptos con el de capital social y con el binomio desarrollo-democracia.

Otro concepto muy mencionado es el de ‘desarrollo sostenible (sustentable)’, referido en principio a otro tipo de capital, el ‘capital natural’, es decir, el conjunto de recursos naturales disponibles en el planeta: minerales, bosques, biodiversidad, aire fresco, agua limpia, paisajes, etc.


2.- El Paradigma del Desarrollo Humano y su adecuación para Guatemala.

Para poder analizar la adecuación del Desarrollo Humano en Guatemala, es necesario tomar en cuenta diversos factores influyentes, principalmente los naturales, sociológicos, políticos y jurídicos, entre otros. Factores que en su conjunto constituyen una plataforma ideal en la búsqueda del Desarrollo Humano.

Naturales, conocidos para algunos economistas como Factores “Tangibles”, porque Guatemala, a pesar de poseer una extensión territorial reducida, cuenta con una amplia diversidad de micro climas, que permiten la explotación de recursos tradicionales y no tradicionales. Además, geográficamente cuenta con la ventaja de tener acceso al Océano Atlántico y al Pacífico, factor que potencia la comercialización de los productos nacionales vía marítima. El factor sociológico, porque se debe tomar en consideración al ciudadano guatemalteco no como individuo aislado, sino en su conjunto, como ser integrante de una sociedad multilingüe, multiétnica y pluricultural, elementos que constituyen una riqueza social con capacidad para ser desarrollada. El factor político, porque a la luz de las teorías economistas, el sistema de Gobierno de la realidad guatemalteca evidencia un panorama -que sin bien es cierto posee tintes de intervencionismo estatal- no deviene en “paternalismo” que históricamente fue corrompiéndose y que provocó índices de inflación inimaginables para la economía.

Guatemala debería consolidar un Modelo Liberal Social y Pragmático (como lo ha planteado John Ralws) y retomar algunas ideas de las teorías clásicas aplicadas a la realidad y características nacionales, sistema que permite pensar en el Desarrollo Económico del país y por ende en el Desarrollo Humano. En cuanto al aspecto jurídico, Guatemala cuenta con una compleja normativa tanto constitucional como ordinaria que constituyen una serie de garantías hacia las libertades fundamentales individuales, basamento jurídico propicio para la búsqueda del Desarrollo Humano sostenible.

En este punto, es preciso indicar que existen otros factores necesarios para la adecuación de dicho paradigma en Guatemala, sin embargo han sido someramente desarrollados. Entre estos factores están la política financiera estatal, que debe estar orientada hacia la inversión, y, si la necesidad de adquirir empréstitos es inevitable, éstos recursos deberán ser invertidos estratégicamente entre los diversos factores de producción, puesto que de ésta forma, el Estado contará con los recursos suficientes para satisfacer las obligaciones contraídas con los acreedores tanto nacionales (empréstitos internos) como extranjeros y así evitar endeudamientos que empobrecen a futuras generaciones. Dentro de ésta política financiera, se ubica la política fiscal, la que se ve íntimamente influenciada por el fomento de una cultura tributaria, constituyendo el fundamento de la misma: la transparencia y la eficiente inversión de los recursos económicos obtenidos por medio de los impuestos, que se traducen en servicios de salud, educación, seguridad, vivienda, etc.; en fin brindar las condiciones necesarias para el desarrollo integral de todos los habitantes de la República.

De acuerdo con lo expuesto, es evidente establecer que Guatemala cuenta con las condiciones naturales indispensables para promover el Desarrollo Humano sostenible, siendo necesario fomentar la producción, la explotación de los recursos, la generación de condiciones que permitan ocupar el recurso humano desempleado, y de ésta forma aumentar el ingreso per cápita, elevar las condiciones de vida en aras de fomentar el Paradigma del Desarrollo Sostenible en Guatemala.

3. Procesos o fases necesarias para la aplicación del Modelo en Guatemala

Las fases que se proponen son las siguientes:
a) Una política fiscal distributiva de la renta nacional, no confiscatoria ni paternalista, promotora del capitalismo moderno e incluyente;
b) Correcta inversión en los factores de la producción: tierra, fuerza de trabajo, capital, tecnología, capital social y capital natural.
c) Control y calidad del gasto público;
d) Aplicación del principio de subsidiariedad en la intervención económica del Estado: éste debe inmiscuirse en los procesos sociales que ameriten lo dicho, educación, salud, seguridad ciudadana, justicia y seguridad alimentaria.
e) En el aspecto superestructural, el Modelo de Desarrollo Humano se consolida a través del fortalecimiento de las instituciones democráticas, el Estado de Derecho, el respeto y la promoción de los Derechos Fundamentales.

4. Ventajas y limitaciones del paradigma de Desarrollo Humano

4.1. Ventajas del paradigma
La postura de Sen es clara en ver al desarrollo humano como un proceso de expansión de las libertades de las que disfruta la gente. Este enfoque va más allá de la perspectiva tradicional del desarrollo. Para Sen, se “requiere eliminar las principales fuentes de falta de libertad: la pobreza, al igual que la tiranía, las escasas oportunidades económicas, así como la carencia social sistémica, el descuido de las instalaciones públicas y la tolerancia o la actividad excesiva de los estados represivos” .

En este ámbito, los términos ética y moral, no obstante tener claras diferencias epistemológicas y filosóficas, encuentran el mismo cauce cuando se utilizan como indicativos para proseguir y encaminarse hacia “lo bueno”, “lo correcto”, “lo justo”; es decir, aquellas cosas que pensamos que valen la pena y que nos resulta valioso. Nos interesa evaluar las decisiones éticas, vistas estas como aquellas elecciones en donde nuestra intención y meta es “buscar el bien” .

En este sentido, lo “bueno” del desarrollo deriva del resultado de las decisiones tomadas por los actores del desarrollo. La responsabilidad de lograr las metas del desarrollo descansa en los miembros de la sociedad, que son los agentes del desarrollo. Son los propios actores del desarrollo quienes deben discernir cuáles son los valores inherentes a éste y promover esos valores. Y los actores deben saber que lo bueno del desarrollo se logra también a través de la decisión de trabajar juntos, a través de esfuerzos sostenidos y creativos por el bien común de todos.

Si el desarrollo implica un aumento de libertad, como lo plantea Sen, lo lógico sería que el compromiso de mutua comprensión es una responsabilidad ética primordial, incluso para las instituciones financieras, internas e internacionales.

De acuerdo con lo anterior, cabría preguntarse ¿Cuáles son los valores o principios que pueden guiar el conocimiento y la toma de decisiones para impulsar el desarrollo?

Dado que la libertad constituye el epicentro de toda consideración ética -desde la perspectiva epistemológica y ontológica-, dicho término resulta fundamental para el ejercicio de la responsabilidad moral por parte de los actores del desarrollo.

Según Sen, la expansión de la libertad efectiva de la gente “es vista a la vez (1) como el fin primordial y (2) el medio básico del desarrollo” . La libertad es a la vez un medio y un fin. Es el bien a lograr y el camino para hacerlo. Por ende, es a la vez constitutivo del desarrollo como meta y el instrumento en el proceso de desarrollo. Uno puede lograr la expansión de su libertad, únicamente mediante el ejercicio de la libertad.

Pero cuál sería ahora el principio ético que entra en juego en este enfoque del desarrollo que mira a la libertad como un medio y un fin. Gasper Lo Biondo plantea que es el del “bien común”. Continúa diciendo que “En la sociedad moderna, la gente tiene la libertad de definir su propia identidad y sus propios proyectos de vida. Debido a ello, el bien común se transforma en una noción dinámica. Es el bien que la gente construye y sostiene en común con los demás, mediante su ejercicio de la responsabilidad ética frente a la economía en su totalidad y a la sociedad”. Una manera de expresar esto es diciendo que el bien común “abarca la suma total de la condiciones de la vida social, por medio de la cual los hombres pueden lograr su propia perfección integral de la manera más completa y más fácil” .

Por último hay que indicar que en el proceso de desarrollo el principio que puede guiar el conocimiento y toma de decisión de los actores abarca un aspecto más del bien común, se trata del principio de “solidaridad”.

La solidaridad implica superar las divisiones entre los grupos de intereses. Cuando los actores del desarrollo toman decisiones conforme al valor ético de la solidaridad, trascienden los límites de sus propios intereses y buscan entender el bien que los demás buscan. Este tipo de actitud los lleva a asumir la responsabilidad del proceso de desarrollo y a participar conjuntamente con otros actores en las decisiones que influyen en el curso de la economía y la sociedad. Solidaridad en acción es colaboración .

4.2. Desventajas del Modelo
a) Es un modelo que encuentra dificultades de aplicación en países en vías de desarrollo como el nuestro, en donde no existe un equilibrio entre capital y fuerza de trabajo;
b) Se necesita de una capacidad efectiva de intervención estatal para realizar la tarea distributiva de la riqueza –lo que ha resultado infructuoso en países con poderes monopólicos y oligopólicos como Guatemala-, pero sin caer en el paternalismo, respetando el principio de subsidiariedad en la intervención económica del Estado;
c) Desde el punto de vista de la cultura política, el modelo de desarrollo humano requiere funcionarios y ciudadanos comprometidos con valores democráticos, en y para el fomento de los derechos fundamentales de la persona, lo que constituye una meta que se ve obstruida por los enfoques autoritarios con los que se sostienen los sistemas y subsistemas políticos y sociales de los países en vías de desarrollo;
d) Es un modelo que se puede ir consolidando en un mediano y largo plazo, pero las coyunturas y apremios de los países en vías de desarrollo menguan la debida planificación y ejecución de planes y proyectos a futuro.


5. COMENTARIO FINAL

Luego del análisis hecho a la teoría del desarrollo humano se ha podido establecer que ésta constituye una variación de los típicos modelos de desarrollo económico, pues también se consideran aspectos sociales, que tienen que ver con una consideración ontológica y humanista de tal paradigma.

Del estudio realizado se puede concluir:

5.1. El concepto de Desarrollo Humano es compatible con el enfoque de las capacidades, el desarrollo sostenible o sustentable y el desarrollo participativo.

5.2. Para varios defensores del ‘desarrollo humano’ queda claro que una mayor producción de bienes y servicios (crecimiento) expande las oportunidades, las capacidades y las posibilidades de elección (libertad); y el crecimiento económico y la mayor libertad contribuyen de manera importante al desarrollo humano. Pero el crecimiento económico se valora sólo en la medida en que contribuye a un mayor desarrollo humano: “Circulo virtuoso”.

5.3. Se propone que el país debería consolidar un Modelo Liberal Social y Pragmático, referido a un capitalismo moderno, incluyente y con equidad, en el que se hace necesario además retomar algunas ideas de las teorías clásicas aplicadas a la realidad y características nacionales, lo que permite pensar en la consolidación del Modelo de Desarrollo Humano.

5.4. Las fases o procesos por los que debe encaminarse dicho Modelo para ser aplicado en Guatemala, son las siguientes: a) Una política fiscal distributiva de la renta nacional, no confiscatoria ni paternalista, promotora del capitalismo moderno e incluyente; b) Correcta inversión en los factores de la producción; c) Calidad del gasto público; d) Aplicación del principio de subsidiariedad en la intervención económica del Estado; e) En el aspecto superestructural, el Modelo de Desarrollo Humano se consolida a través del fortalecimiento de las instituciones democráticas, el Estado de Derecho, el respeto y la promoción de los Derechos Fundamentales.