lunes, 20 de septiembre de 2010

VACÍOS DEL OPIO

Él pensó que había creado la vida más añorada de todas, la más envidiable, y había construido una gran nube blanca sobre cosas blancas, entre placeres blandos y equívocos.

El amor se detuvo para enfriar su mente, para alcanzar el sano juicio perdido, para repetir momentos inasequibles por ahora. Sólo Dios sabe en los rincones en que anduvo como alma intranquila, posiblemente enfermiza para saciar el vacío y afecto.

Los alguien se convirtieron en nada, los muchos en nadie, los pocos en nulos, la grandeza en miseria, la vida probablemente en muerte deambulante, la sonrisa en pausas inexplicables de letargo.

Y ahora qué? Ahora en donde deambulará? Qué le hará ensalivar sus inquietudes, qué le otorgara ese placer efímero y obsceno. La noche se hace larga nuevamente, el día corto, la felicidad incierta. Volvió la angustia por la soledad, esa soledad construida demencialmente con base al egoísmo hedonista.

Inexplicablemente aparecen seres de otro lado, proponiendo pinceladas de cariño, pedazos de amor retorcidos en mentes obsesivas. Esas sombras de al lado no recomiendan nada, sólo están cuidando que no suceda el infortunio.

Esta vez no hallará esa panácea apetecida por lecirgo.

Opio del pueblo y para el pueblo = DEMOCRACIA.

No hay comentarios: