viernes, 18 de septiembre de 2009

ENFOQUE MARXISTA SOBRE EL DESARROLLO (II PARTE)

3.- Ortodoxia marxista y los aportes leninistas a la teoría revolucionaria. 4.- Latinoamérica: Praxis revolucionaria o marxismo puro. 4.1. El marxismo en Latinoamérica. 4.2. La izquierda revolucionaria. 5.- Aplicación marxista desde la perspectiva de la Teoría de la Dependencia. 5.1. Theotonio Dos Santos. 5.2. Ander Gunder Frank.

3. Ortodoxia marxista y los aportes leninistas a la teoría revolucionaria
Los marxistas plantean la naturaleza inevitable y progresiva del capitalismo. Lenin al respecto escribe lo siguiente: “El papel histórico progresista del capitalismo puede resumirse en dos breves proposiciones: incremento en las fuerzas productivas del trabajo social y la socialización de dicho trabajo. Pero estos hechos se manifiestan en procesos extremadamente diversos, en diferentes ramas de la economía nacional” .

La dogmática marxista plantea la necesidad del desarrollo máximo del capitalismo, agotar todas sus etapas, eliminar los rasgos pre-capitalistas de las sociedades en desarrollo; pues tal sistema generará sus propias contradicciones y hará necesario la socialización de los medios de producción para revolucionar las fuerzas productivas y el trabajo. Avanzar hacia una sociedad más industrializada y con mayor bienestar, donde el Estado sería el gendarme de tales fines. Sólo el Estado socialista sentaría las bases para eliminar las clases sociales y la propiedad en pro del comunismo.

Lenin describió en forma concreta el desarrollo de Rusia en la última parte del Siglo XIX, la cual indica una conciencia de que el desarrollo capitalista en las regiones menos desarrolladas es más complejo de lo que sugiere el análisis de Marx. Para Lenin había que anticiparse a la esperada revolución social. El auge capitalista podría tardar muchos años o décadas.

De lo anterior, surgieron posturas divergentes. La de los mencheviques que planteaban la pureza marxista, es decir, el desarrollo capitalista ruso para continuar con la etapa subsiguiente socialista; y los bolcheviques, que bajo el liderazgo de Lenin, deseaban la precipitación de la revolución.

Lenin proporcionó un análisis más elaborado de la compleja interacción entre una región desarrollada y otra menos desarrollada. El desarrollo capitalista no era requisito sine qua non para alcanzar el socialismo. Asimismo, evidenció que la antigua sociedad agraria rusa contenía un sistema construido sobre la propiedad común, y que ese sistema podría constituir la base del futuro socialismo ruso.

Contrario a lo afirmado por los Narodniks, para quienes el desarrollo capitalista en Rusia no era posible; Lenin no sólo establecía que era posible sino que indicaba que ya se había desarrollado. El nivel de desarrollo de los rusos, como resultado de una lógica imperial expuesta por los zares, era en realidad un tanto menor que el avance de los países capitalistas; es decir, el capitalismo venía en progreso.

A pesar de lo dicho por Lenin, existían bastas estructuras tradicionales o precapitalistas en Rusia. Para Palma , el desarrollo capitalista llegaría a ser en Rusia, consecuencia de un tipo de “repetición en cámara lenta” del desarrollo de Europa occidental.

Los primeros teóricos marxistas que abordaron el tema del imperialismo no cuestionaron la idea de Marx sobre el papel progresista desempeñado por el capitalismo en los países menos desarrollados, pero sí cuestionaban su análisis de la interacción entre los países más y menos desarrollados. Marx ignoró la importancia de la independencia política, no había pensado en la forma en que el colonialismo afectaba el desarrollo industrial en los países menos desarrollados, sobreestimaba así, la posibilidad que el capitalismo se introdujera mediante el colonialismo.

Lenin, quien puede ser considerado de los primeros teóricos del imperialismo, no encontró posible que la exportación de capital a los países menos desarrollados condujera de manera automática al desarrollo capitalista.

En el Congreso del Comintern en 1920, Lenin –citado por Cardoso- manifiesta:

“Los progresivos efectos del capitalismo, por el contrario, no se percibe allí (en las colonias), a pesar de la penetración del capital extranjero. Cuando el poder imperialista dominante necesita apoyo social en las colonias, une sus fuerzas, primero y sobre todo, a las clases dirigentes del antiguo sistema precapitalista –el tipo de señor feudal, la burguesía comercial y financiera- contra las masas” .

Para Lenin entonces, el obstáculo para el desarrollo capitalista en los países menos desarrollados debe buscarse en los lazos coloniales. Él creía que el capitalismo sería progresivo en los países menos desarrollados, una vez que éstos hubieran llegado a ser políticamente independientes.

4. Latinoamérica: Praxis revolucionaria o marxismo puro

4.1. El marxismo en Latinoamérica

Sería equívoco aplicar las tesis marxistas propias del capitalismo europeo del Siglo XIX a los problemas de los llamados países en vías de desarrollo. Sería también absurdo culpar a Marx por la falta de apreciaciones al respecto.

El marxismo en muchos casos fue tratado de forma mecánica en cuanto a su aplicación a las realidades del subdesarrollo. El marxismo fue introducido en América Latina más como una ideología que como una teoría; fue más pragmático su uso que su abordaje teorético o dogmático como en la Europa occidental.

Marx y Engels indicaron que el futuro del país atrasado se refleja en aquello que ha llegado a ser el país más desarrollado, mediante la rápida mejoría de los instrumentos de producción y las muy mejoradas comunicaciones, la burguesía obliga a las naciones, incluyendo las bárbaras, a entrar en lo denominado para entonces “civilización”.

Las ideas de Marx acerca de los problemas del subdesarrollo no diferían significativamente de las que prevalecían en el evolucionismo del siglo XIX. En cuanto al evolucionismo que planteaba sobre el desarrollo capitalista, sus extensos escritos intentan analizar el problema de forma muy diversificada. Se puede mencionar aquí con cabalidad el aceptado punto de vista de Lenin dentro de la naturaleza compleja y contradictoria del proceso capitalista de desarrollo.

El llamado Tercer Mundo descansaba pacífica y despreocupadamente, esperando que en Occidente los industrializados influyeran en ellos, sea mediante el auxilio o la fuerza. En uno de los pasajes de Marx relacionados con el mundo no europeo, prevé una revolución industrial en la India, como resultado inevitable de la construcción de los ferrocarriles ingleses:

“No se puede mantener una red de ferrocarriles sobre un territorio inmenso, sin introducir todos aquellos procesos industriales necesarios para satisfacer las necesidades inmediatas y corrientes de la locomoción ferroviaria, y a partir de la cual debe extenderse la aplicación de la maquinaria a aquellas áreas de la industria que no se vinculan de inmediato con los ferrocarriles. Por lo tanto, el sistema ferroviario se convertirá en la India, en el verdadero precursor de la industria moderna” .

En virtud de lo descrito, la escuela de la dependencia misma constituyó una reacción contra el marxismo esquemático, su debilidad analítica para los países en desarrollo y la ineficacia política del comunismo ortodoxo hizo que prevaleciera en el pensamiento económico intelectual e influyente la dependencia, aunque como se verá, existieron aportes radicales de la dicotomía centro-periferia, como los esbozados por Dos Santos, Frank y las tesis plasmadas en los cónclaves latinoamericanos anti-imperialistas.

4.2. La izquierda revolucionaria
Bajo el enfoque leninista, los países colonizados debían buscar su independencia, generar sus movimientos revolucionarios en contra del latifundismo, la burguesía nacional explotadora y el imperialismo. El marxismo tenía una fuerte carga nacionalista y no fue universalista como en Europa, que deviene de la lógica ¡proletarios del mundo uníos¡

El sexto Congreso del Comintern en 1928, fue el primero que se ocupó específicamente de los problemas de América Latina :

“En toda América Latina, los comunistas deben participar activamente en los movimientos revolucionarios de masas dirigidos contra el régimen de latifundio y contra el imperialismo, aun cuando estos movimientos estén todavía bajo el liderazgo de la pequeña burguesía. Sin embargo, al hacerlo así, los comunistas no pueden, bajo ninguna circunstancia, subordinarse políticamente a sus aliados temporales. Mientras se lucha por la hegemonía, durante los movimientos revolucionarios, los partidos comunistas deben luchar en primer lugar por la independencia política y la organización de sus partidos, asegurando su transformación en el partido conductor del proletariado”.

Un ejemplo claro de este marxismo nacionalista se dio con los aportes del peruano José Carlos Mariátegui, cuyos Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, se han constituido en el intento más singular de comprender la problemática nacional latinoamericana bajo una perspectiva marxista.

Cuba constituye otro ejemplo del contraste entre la línea partidaria del comunismo ortodoxo y una estrategia revolucionaria más voluntarista. El Partido Comunista Cubano fue fundado a instancias del Comintern. Experimentó anteriormente un nacionalismo radical no marxista, bajo el pensamiento revolucionario de José Martí, relevante para la insurrección contra España en 1895. Por ello, muchos argumentan que Fidel Castro fue más influido por Martí que por Marx. Aunque el modelo cubano sigue un carácter sui generis al definirse como martiniano marxista por su misma Carta Magna.

Desde un punto de vista comunista convencional, la sociedad latinoamericana seguía siendo feudal; por ello, era prematuro iniciar una movilización del proletariado antes de que América Latina hubiera experimentado su propia revolución burguesa. La tarea histórica de ésta consistía en aplastar la alianza feudal-imperialista. Sólo entonces sería posible una revolución socialista. La Revolución cubana de 1959 desafío este punto de vista político. Aguilar expone:

“Señal de la situación de los partidos comunistas en este periodo y clave de los conflictos internos y externos que los abrumaban fue su escasa participación en los eventos más importantes de la época. El partido comunista no desempeñó ningún papel de importancia ni en Guatemala en 1944, ni en Bolivia en 1952, ni en ninguna otra de las convulsiones políticas en Venezuela, Argentina, Colombia o Perú”.

En América Latina, los campesinos estaban más inclinados en la lucha revolucionaria que los obreros y la guerrilla rural pareció ser una alternativa al trabajo organizado dentro del movimiento laboral. Guatemala no fue la excepción, la constitución del EGP y ORPA contaron con un gran respaldo campesino y el primero además con fuerte presencia de indígenas.

Los puntos de vista tradicionales marxistas no tuvieron mayor eco. Estos se aferraron y encasillaron en los Partidos Comunistas, pero comúnmente fueron rechazados por los movimientos de insurgencia armada. La razón política que evidenció esto fue la misma Revolución cubana.

Las ideas del Che Guevara sobre el papel de los campesinos en la revolución y la capacidad del ser humano de superar limitaciones objetivas es una reminiscencia de Mao Zedong, fue así como los marxistas latinoamericanos se dividieron aún más; hubo corrientes ideológicas por doquier, trotskistas, marxistas, leninistas, maoístas, guevaristas, otros. Después del conflicto chino-soviético las ideas maoístas proliferaron, su máxima expresión la constituyó la guerrilla del Sendero Luminoso en El Perú.

La nueva izquierda revolucionaria marxista no ortodoxa o dogmática nació y floreció en la mayoría de países latinoamericanos. Centroamérica fue un epicentro del conflicto este-oeste. Querían la revolución de forma inmediata, su expresión se notó en la Tricontinental y en la Conferencia de Solidaridad de América Latina, que tuvo lugar en La Habana, en agosto de 1967, su lema fue “El deber de un revolucionario es hacer la revolución”.

5. Aplicación marxista desde la perspectiva de la Teoría de la Dependencia
El enfoque de la dependencia se originó en el debate latinoamericano sobre los problemas de subdesarrollo, el cual fue una de las más valiosas contribuciones a la ciencia social moderna. Este enfoque constituyó una crítica eficaz al paradigma de la modernización, además, proporcionó un punto de vista alternativo, que funciona como catalizador de la teoría del desarrollo.

La escuela de la dependencia surgió de la convergencia de dos tendencias intelectuales : una llamada con frecuencia “neomarxista” y otras cuyas raíces se encuentran en la tradición de la CEPAL.

El concepto neomarxista refleja cierto dualismo en el pensamiento marxista, basado por una parte en un concepto tradicional o eurocéntrico y por otra, un enfoque reciente que se ocupa del subdesarrollo y los problemas del llamado en otrora Tercer Mundo.

Para los marxistas ortodoxos, el cuerpo principal de la tesis neomarxista no es del todo compatible con el marco clásico del marxismo.

En Latinoamérica se acentúo la discusión sobre el subdesarrollo, en particular luego de la depresión de los años treinta. Esta crisis económica tornó dramáticas las dimensiones de la dependencia latinoamericana; además, dio lugar al inicio de una investigación económica más sistemática y requirió una política de sustitución de importaciones, consolidada posteriormente como una estrategia de desarrollo. Los planteamientos de la CEPAL, que en esencia no son marxistas, fueron dirigidos por Raúl Prebish y Cardoso, entre otros, pero en esta investigación tomaremos en cuenta la perspectiva de dependencia desde las tendencias nuevas del marxismo o neomarxismo, cuyos máximos exponentes son el economista brasileño Theotonio Dos Santos y Ander Gunder Frank.

5.1. Theotonio Dos Santos
Dos Santos plantea que el concepto tradicional de desarrollo se resume en lo siguiente : i.- El Desarrollo significa avances hacia algunos objetivos generales bien definidos, los cuales corresponden a la condición específica del hombre y la sociedad que se encuentra en las sociedades más avanzadas del mundo moderno; ii.- Los países en desarrollo avanzaran eliminando obstáculos sociales, políticos, culturales e institucionales; iii.- Permitir la movilización más racional de los recursos y éstos pueden ser jerarquizados para uso de planeadores económicos; iv.- Coordinar algunas fuerzas sociales y políticas para apoyar una política de desarrollo y diseñar una base ideológica que organice la voluntad de diversas naciones en las tareas de desarrollo.

Una vez considerada la teoría convencional de desarrollo como indefendible, se pueden apreciar los planteamientos de Dos Santos, que se orientan a una teoría del desarrollo más sólida :

a.- La teoría del desarrollo debe analizar el proceso de desarrollo en sus diversas manifestaciones históricas y concretas;
b.- Mediante el análisis histórico, esta teoría debe extraer las leyes generales del desarrollo, a partir de las sociedades elegidas para investigación;
c.- Al formular estas leyes, la teoría del desarrollo debe tomar en cuenta las contradicciones internacionales del proceso, abandonando cualquier intento formal por reducirlo a una transición unilineal de un tipo de sociedad a otra. Más bien, la teoría debe demostrar cómo, mediante las contradicciones, toda la sociedad puede alcanzar formas más elevadas de organización. Estas fuerzas y las formas sociales que implican, se describen mejor como tendencias sociales que como modelos de una situación futura a aspirar.


5.2. Ander Gunder Frank
Frank –citado por Blomström y Bjöm Hettne- argumenta que muchas naciones desarrolladas muestran tendencias particulares, que el status que se les atribuye está diseminado y que la estructura de papeles no es tan funcionalmente específica como podría sostenerlo la ideología oficial. Se pueden encontrar rasgos de “universalismo”, “hazañas” y “especificidad” en las naciones subdesarrolladas. Después de haber destruido las bases empíricas del análisis de la variable modelo en los problemas del subdesarrollo, Frank cuestiona las bases teóricas para dicho análisis.

Para Frank el subdesarrollo no es una etapa original, como puede deducirse de la teoría de las cinco etapas de Rostow, sino es una condición creada; para ejemplificar señala la des-industrialización británica de la India, los efectos destructivos del comercio de esclavos y la destrucción de las sociedades indígenas en América Central y América del Sur.

Es decir, Frank observa que la condición de subdesarrollo constituye un producto histórico, determinado por la expoliación colonialista y que no necesariamente los avances hacia la industrialización dejaron cosas positivas para las sociedades en desarrollo.

No hay comentarios: