viernes, 18 de septiembre de 2009

ENFOQUE MARXISTA SOBRE EL DESARROLLO (III PARTE)

6.- Marxismo y Neo-Marxismo. 6.1. El movimiento neomarxista. 6.2. Paul Baran y el surgimiento del neomarxismo. 6.3. Diferencias entre marxismo y neomarxismo. 7.- Reflexiones Finales. 8.- Bibliografía.

6. Marxismo y Neo-Marxismo


Como se ha visto, el marxismo se presenta como una interpretación completa de la vida humana, y no sólo de la vida humana sino también de la naturaleza. Ofrece una versión histórica del hombre, basando su enseñanza en la premisa de que una explicación completa y final de las cosas es imposible, mediante la utilización de la lógica dialéctica, salvo como relato de transitoriedad o del infinito fluir de las cosas. La descripción definitiva del presente, Marx la representa en su análisis crítico sobre el capitalismo. La versión del pasado y del futuro, o de la evolución social, se encuentra en el materialismo histórico y la relación de la historia con un cierto concepto metafísico .

En sí, la filosofía política de Marx consiste en su enseñanza sobre economía y sobre historia y metafísica: sobre la sociedad actual y sobre el devenir y desaparecer de todas las sociedades, incluso la actual.

En el Siglo XX surgió una corriente que retoma los ensayos de Marx bajo premisas antropológicas y humanistas contrariamente a los análisis propios de la economía objetiva; a este movimiento filosófico se le ha llamado neomarxismo.

6.1. El Movimiento Neomarxista
El neomarxismo no es más que una designación cronológica, pero responde a ciertas determinaciones lógicas: El movimiento de renovación del marxismo que ha tenido lugar a mediados del Siglo XX, cuyos máximos exponentes se encuentran en la Escuela Crítica de Frankfurt, expuesta por Marcuse, Horkeimer, Habermars, Adorno, entre otros.

Este movimiento surge en Europa Central con la intención de proponer una interpretación de la obra marxista, no condicionada a los dictados del aparto oficial soviético o afianzado a los dogmas del socialismo científico.

El neomarxismo implica un intento de vuelta a Marx, para darle una interpretación diversa de la oficial. Frente a la línea dogmática se invoca el núcleo de la doctrina, tratando de depurar al sistema aquellas partes que según estos filósofos no eran esenciales, sino que corresponden a las condiciones de la época en que fueron formuladas; pero subrayan otras que según ellos quedaron en segundo plano en la interpretación dogmática de Marx, entre ellas la dialéctica.

Los neomarxistas enfocan su interés en las obras escritas durante la juventud de Marx, se insiste en sus Manuscritos Económicos Filosóficos. Con la vuelta al Marx joven se coloca en primer plano los intereses antropológicos bajo forma de una filosofía humanista, transformando así la dogmática marxista. Las nociones de codificación, alineación, subjetividad, persona, tienen así un gran relieve en la polémica entre las corrientes del marxismo.

La versión dogmática para los neomarxistas tiende al totalitarismo. Y éste se opone a la realización total del hombre, ya que vacía a los sujetos de su interioridad, su conciencia y motivos personales; instrumentalizándoles al servicio ciego de una causa. Se debe buscar la autocreación del hombre mediante la praxis. De esta forma la discusión se centra sobre las relaciones entre la infraestructura socioeconómica y las superestructuras estatales.

En dos esferas incide fundamentalmente este apartado de lo superestructural: En la del arte y en la de la moral. La cuestión referente al arte significa una toma de posiciones respecto al realismo socialista. Entroniza como estética oficial del marxismo desde 1934, implica entender el arte como reflejo de los cambios históricos hechos conciencia en la jerarquía inspirada en el partido.

El neomarxismo se caracteriza pues por acentuar los aspectos éticos dándoles un tono libertario y manifestando que es la explicación adecuada de las ideas de Marx. Su posición consiste en afirmar que por debajo de las ideas económicas de éste, hay un manejo ético, un fundamento humanista, que es lo que le da su fuerza radical. En otras palabras, el marxismo dogmático acentúa el momento económico y científico; mientras que el Neomarxismo proclama, en cambio, la filosofía, la ética y el hombre frente a la economía y la ciencia.

6.2. Paul Baran y el surgimiento del neomarxismo
Paul Baran hizo aportes sustanciales en el Siglo XX para el surgimiento de la “nueva izquierda” llamada por otros “neomarxismo”. Su obra cumbre The Politic Economy of Growth de 1957 fue importante.

Para Baran, el capitalismo había sido producto del feudalismo, que en su etapa final de disolución se caracterizaba por una creciente producción agrícola, por una división del trabajo más extensa y por la acumulación de capital. Todos estos procesos eran requisitos previos para el surgimiento del capitalismo. Europa occidental había iniciado ese desarrollo debido a su ventajosa posición geográfica y a su falta de recursos naturales, condiciones que estimularon el comercio, los embarques y el pillaje.

El saqueo colonial, constituyó para Baran, la significativa contribución para el excedente económico de los países industrializados, para la inversión y crecimiento económico de éstos. Por consiguiente, el excedente económico de las colonias disminuyó, su acumulación de capital se detuvo y sus nacientes industrias fueron aniquiladas por la competencia. El desarrollo de las colonias fue desviado de su curso natural y quedó completamente dominado por los intereses imperialistas. Con esto, los países del Tercer Mundo se estancaron en su etapa evolutiva del feudalismo al capitalismo y fueron víctimas de las cosas negativas de ambos sistemas.

La anterior versión de la difusión del capitalismo difería en buena parte de lo expuesto por Marx. Baran abandonó la idea de que el capitalismo se difundía desde el “centro” a la “periferia”, en lugar de ello, introdujo la idea de que el subdesarrollo era un proceso activo que seguía al desarrollo en el centro.

Las ideas de Baran fueron utilizadas por Gunder Frank en sus conclusiones acerca del “desarrollo del subdesarrollo”. Bajo esta arista, no se evidenciaban tendencias de desarrollo capitalista que minaran la estructura social feudal; el capitalismo se constituyó de facto en los países coloniales. Para éstos la burguesía, en especial la Latinoamericana, era parasitaria y nunca cumpliría su misión histórica de liberar a las fuerzas productivas.

Los neomarxistas coincidían con la inmediata actividad revolucionaria basada en tácticas guerrilleras, en lugar de la “estrategia de dos etapas” al comunismo. Aquí la influencia de Ernesto Guevara para Latinoamérica fue vital.

El neomarxismo fue entonces la expresión académica de aquello que, a nivel de la praxis política, defendía la lucha de guerrillas. En este sentido aparece un artículo característico de la época por los editores de Monthly Review (1963), Paul Sweezy y Leo Huberman, quienes después por un viaje a Latinoamérica describen:

“La única revolución posible hoy día en América Latina es una revolución socialista.
La noción de que existe una poderosa burguesía nacional en estos países, ansiosa por romper con la dominación de Estados Unidos… es desafortunadamente un mito.
No puede haber ninguna duda de que América Latina necesita y está madura para una revolución socialista, no en un futuro distante, sino ahora mismo.
No encontramos a un solo izquierdista serio en América Latina que no fuese un ardiente defensor de la Revolución cubana … Sólo hay una cosa que los asusta y ésta es la medida en que, al resistir Cuba a Estados Unidos, pueda haber caído bajo el dominio de la Unión Soviética”.

6.3. Diferencias entre marxistas y neomarxistas
Foster-Carter ha establecido algunos puntos que hacen divergentes estas dos tradiciones, siendo éstos:
a.- El marxismo ve en el imperialismo una perspectiva “central”, esto es como una etapa en el desarrollo del capitalismo o capitalismo monopólico; por su parte, el neomarxismo ve el imperialismo desde la periferia, o sea desde el punto de vista de la víctima, lo cual a su vez implica que los intereses han cambiado a partir del desarrollo hacia el subdesarrollo.

Los líderes de los países llamados en otrora del Tercer Mundo inspirados por el marxismo, como Mao Zedog o Amílcar Cabral, con frecuencia han tenido un aspecto nacionalista que siempre ha sido más aceptado por los neomarxistas que por los marxistas ortodoxos.

b.- El análisis de lucha de clases, los marxistas la enfocan en las experiencias europeas, en tanto que los neomarxistas parten de la lucha revolucionaria emprendida en los países del Tercer Mundo. Los primeros ven como clase revolucionaria al proletariado industrial, los últimos, consideran que el papel activo lo ha desempeñado el campesinado, ya que, en el Tercer Mundo, los obreros industriales forman una “aristocracia del trabajo”.

c.- Los marxistas creen en la existencia o eventual surgimiento de una burguesía nacional en los países en desarrollo, los neomarxistas, por su parte, ven a la burguesía como creación y herramienta del imperialismo y, como tal, la juzgan incapaz de liberar a las fuerzas de la producción.

d.- Los neomarxistas consideran la posibilidad de emprenderse la revolución aún a costa de que las condiciones fuesen desfavorables, en ese contexto, la guerra de guerrillas suscitó una herramienta necesaria utilizada por los países de América Latina, Asia y África. El marxismo insiste en el trabajo del partido organizativo, en particular entre los obreros.

e.- Los neomarxistas hacen hincapié en aspectos subjetivos, propios de una antropología humanista, exaltada mediante el estímulo moral del “hombre nuevo”. Los marxistas defienden el materialismo y hacen énfasis sobre las condiciones objetivas del cambio, que dieron a Marx su distintivo de científico social.

f.- El marxismo muestra optimismo ante las teorías desarrolllistas del siglo XIX, exaltando una fe ciega en la industrialización como liberadora de la humanidad; los neomarxistas apuntan más a las demandas crecientes de una conciencia ecológica frente a las teorías desarrollistas, se tiende al concepto que las ciudades son parasitarias y se idealiza la vida del campo, contrariamente a lo expuesto por Marx, quien comentaba sobre “la idiotez de la vida rural”.

7. REFLEXIONES FINALES

El marxismo ha constituido una doctrina basta para comprender las dinámicas y fenómenos económico-sociales que devienen del desarrollo capitalista. Sin embargo, su meta relato, el comunismo, quedo relegado en la praxis como una utopía más.

Lo rescatable de las tesis marxistas es la de haber encontrado en la lógica dialéctica y el materialsimo histórico, las herramientas esenciales para comprender el progreso o desarrollo evolutivo de las sociedades.

Su tesis de liberación de las fuerzas productivas, no fue llevada en concreto por la propia burguesía, sino que por el contrario, fue la clase media intelectual y los trabajadores, en especial los del campo, quienes incitaron una lucha revolucionaria por la socialización de los medios de producción.

La tesis marxista del desarrollo estriba en que al preceder el feudalismo al capitalismo, y éste al socialismo y al comunismo, con el fin de alcanzar un estado de socialismo, todas las sociedades debían pasar por las diversas etapas del desarrollo capitalista. Marx dudaba que las sociedades menos desarrolladas fueran capaces de lograr el desarrollo por sí mismas. Esos países o sociedades, Marx las consideraba primitivas e incapaces de lograr un proceso de desarrollo propio.

Sin embargo, el enfoque ortodoxo en América Latina no fue prevaleciente. En esta parte del Hemisferio, al igual que en algunos países de África y Asia, los marxistas (no ortodoxos) no esperaron el tan anhelado desarrollo y auge capitalista. Vieron en la Revolución bolchevique rusa y en la Revolución cubana los mejores ejemplos para la liberación anticipada de la sociedad frente a lo que consideraron la expoliación capitalista por parte de la burguesía nacional y el capital extranjero. Lenin mismo había advertido de la necesidad de las luchas independentistas frente a los poderes coloniales en los llamados países subdesarrollados.

El marxismo fue llevado a perspectivas nacionalistas, sobre todo, a partir de la influencia y revolución maoísta en China. Ernesto Guevara fue un idealista que criticó el acercamiento de la revolución cubana a la Unión Soviética y ese nacionalismo inspiró también a grupos guerrilleros en el continente americano (en Perú a través del Movimiento Guevarista Tupac Amarú, algunos frentes de esta línea en Guatemala y el maoísta de Sendero Luminoso también en Perú).

Las corrientes no marxistas en América Latina se acogieron a las doctrinas de la Teoría de la Dependencia, percibida como modelo alternativo frente al conflicto este-oeste. Los aportes de los economistas de la CEPAL, Raúl Prébish y Fernando Cardoso se orientaron por una estrategia nueva de desarrollo, planteada desde la lógica de la sustitución de importaciones, etapa que se agotó ante la crisis económica del petróleo a finales de los años `70, en donde se marca el inicio del modelo de economía libre de mercado.

Las posiciones más renovadas de izquierda, entre los que se encuentran Dos Santos y Gunder Frank, hacen crítica de los modelos convencionales de desarrollo y plantean básicamente que el subdesarrollo es una condición creada por la ruptura en la continuidad de las etapas del feudalismo al capitalismo, en razón de la invasión colonial por los países industrializados hacia los considerados subdesarrollados; la dicotomía no es centro-periferia, Baran en seguimiento a los anteriores, abandonó la idea de que el capitalismo se difundía desde el “centro” a la “periferia”, en lugar de ello, introdujo la idea de que el subdesarrollo era un proceso activo que seguía al desarrollo en el centro.

Actualmente, desde la arista de la academia, el neomarxismo ha dado una interpretación novedosa a su corriente primigenia. Ha hecho una modificación del determinismo económico marxista por otra visión humanista, en donde se enfatiza en la crisis de valores de las sociedades post-industrializadas, se hace crítica a la economía del mundo global, la estética, el fetichismo y el culto a las grandes ciudades, que constituyen en esencia los fenómenos que deben ser revolucionados.

8. BILIOGRAFÍA
Cardoso, Fernando.
“La originalidad de una copia”. Centro de Estudios Latinoamericanos, Universidad de Cambridge, 1977.

Dos Santos, Theotonio.
“La crisis de la teoría del desarrollo y las relaciones de dependencia en América Latina”. Boletín de CESO, 3, Santiago de Chile, 1968

Gide y Rist.
“Historia de las Doctrinas Económicas”. 3ª. Edición. Editorial Reus, Madrid, s.a.

Leo Strauss y Joseph Cropsey.
“Historía de la Filosofía Política”. Fondo de Cultura Económica. México, 1996.

Lenin.
El Desarrollo Capitalista en Rusia. Progress Publishers, Moscú, 1956.

Magnus Blomström y Björn Hettne.
“La Teoría del Desarrollo Económico en Transición”. 1ª. Edición en Español. Fondo de Cultura Económica, México, 1990.

Marx – Engels.
“La Ideología Alemana. El Manifiesto Comunista. El Papel del Trabajo en la Transformaicón del Mono en Hombre”. Editorial Andreus Ltda.. Colombia, 1979.

_____________. “Sobre el colonialismo”. Progress Publishers, Moscú, 1960.

Palma, G.
“Dependencia”. En: Desarrollo Mundial, Vol. 6, núm. 7-8

Sabine, George.
“Historia de la Teoría Política”. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 1994.

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