martes, 11 de septiembre de 2007

En la Angustia....

Noches de angustia por la amada. Cuántos laberintos mentales por saber donde está mi amada, de seguro con su verdadero amor, aquél que nunca olvidó.

Sin tregua, ni estupor cuántas veces la ame y yo se que también me amo, talvez no con la misma entrega, pero es que hasta en las relaciones de amor se miran desigualdades.

Es efímero el tiempo del amor, del perpetuo amor. La vida es una lógica del amor y la felicidad, ya que las tiene como epicentro. Amar sin descansar, amar hasta el amanecer, amor del bueno, del bohemio, del de los poemas y versos. Cuánto ansiamos eso, y cuánto lo desperdiciamos.

Es difícil hablar del amor, sobre todo cuando se ha amado profundamente. Ante ello, descubrí dos fórmulas para el envejecimiento: Los amores intensos y las bebidas lujuriosas.

Es triste ver al amor encasillado, atado a los rigorismos legales, a los litigios leguleyos. Es triste cuando se “ama” entre monedas, entre alcancías y cuentas; entre familias; entre intereses mezquinos. Nunca se debe amar de esa forma, porque nunca esa forma constituye amor.

¿Pero resulta paradójico o no el amor?. Amás y sufres. Sufres y vives. Vives para el amor. El amor, no sólo el individualista. From decía: que lo que se llama amor a un solo individuo, resulta ser a menudo un vínculo de dependencia; quien sólo ama a una persona no ama a ninguna. Así de cruel es el amor; nunca aprendes a amar si no te amas a ti mismo, a los que te rodean y a tu prójimo. El amor es sin fronteras, sin raíces, ni convicciones.

Me despido de ti, mi musa, ojos grandes, ojos café claros, ojos negros, pestañas lindas, sonrisa inquietante, escultura erótica, calor asfixiante, me derrito entre tus piernas, me aclaras la mente, me devora el deseo, me excita tú olor, tus cabellos, la sangre en tus venas, tú transpiración me enloquece, hay! hay! Niña linda, cuánto te amo y deseo.

Madrid, enero de 2005.
Luis Cáceres (Ernesto Ruz)
Texto: “Sobre el amor”

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