martes, 11 de septiembre de 2007

¿Y los Derechos Humanos qué son, de quién son, para qué existen?

Luis Ernesto Cáceres Rodríguez

Los derechos humanos son una categoría jurídico política, que esgrimieron bajo la denominación de “derechos naturales” los liberales y iusnaturalistas frente a los monarcas y señores feudales. Luego los materialistas, con el nombre de “derechos históricos” para defender los intereses de la clase trabajadora frente a la explotación capitalista. Más adelante, se universalizaron y conceptuaron como “derechos humanos” corolario del drama de las guerras mundiales, y ahora se han ido especificando para proteger a grupos sociales vulnerables y vulnerados. Por ello digo que son una categoría jurídico política, porque son la evidencia de que las concepciones del derecho van aunadas a la teoría e ideología política. Eso entiendo que son, claro que existirán más interpretaciones, y hay que conocerlas. El problema se encuentra en su existencia y desarrollo.

El problema existencial de los derechos humanos es su uso. En la realidad mundial, su concepto está utilizándose para poner gobiernos y romper culturas. Para homogenizar las sociedades, para imponer indirectamente una visión única del mundo. Esa concepción de los derechos humanos no la comparto. Los derechos humanos los podemos entender siempre que comprendamos el discurso político con el cual se suelen acompañar. Así inició el imperio para invadir a Afganistán, como siempre, con sus campañas mediáticas a favor de la democracia, los derechos humanos, su lucha contra el terrorismo, incluso se habló de igualdad de género. Ahora preguntémonos si ese ha sido realmente el objetivo: ¿Qué tan democrático se está convirtiendo Afganistán? ¿Qué acciones se han realizado para lograr la igualdad de género? ¿Porqué el mundo ya no observa que sucede en Afganistán?; más simple y pueril ¿Dónde está Bin Laden?. Y con Irak, ¿Qué fue lo que pasó? El plato de entrada es el mismo, la “democracia”, los “derechos humanos”, con el adicional de las “armas de destrucción masiva”, que al final ya ni pudieron probar donde se encontraban. ¡Pero claro! Se me olvidaba que el imperio si respeta el “derecho internacional humanitario”. Antes de invadir y matar ciudadanos y ciudadanas en Faluya, tuvieron la gentileza de emitir comunicados y panfletos para que abandonaran la ciudad. ¡Si hombre! el imperio si respeta los derechos humanos. ¡Por fin! me termine de convencer que Cuba viola los derechos humanos, porque en Guantánamo -me enteré- que unos soldados torturaban a los prisioneros de guerra de Irak.

Se dice “es el fin de la historia”, pero no saben que es el comienzo de una nueva historia, de una nueva concepción de ésta. La caída del muro de Berlín, los atentados del 11-S y del 11-M, redefinieron la problemática mundial. Ya no es la cortina de hierro, es el mismo hierro que mata ahora con fronteras más invisibles, con discursos más demagógicos y cínicos, con tecnología de punta y sin efecto traumático para los victimarios, pues los botones hacen que se desvanezca la sensibilidad hacía las víctimas. Algo aprendieron los gringos en Vietnam y Corea del Norte: No crear problemas psíquicos y psicológicos en sus “héroes” y combatientes.

Los sistemas de protección de derechos humanos –con sus bondades porque las existen y se deben conocer- se están moldeando como instrumentos de unos países para controlar y manipular a otros. Sin embargo, hay personalidades que se oponen a que utilicen de forma instrumental los mecanismos y órganos mundiales, regionales de protección. Un paréntesis para aplaudir a Kofi Annan por realizar esta labor.

En la actualidad se lucha y desea la consolidación de la Corte Penal Internacional. Es evidente que en una lógica del humanismo, deben de perseguirse penalmente a los violadores a ultranza de los derechos y valores fundamentales del ser humano: Los genocidas, los que cometen ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, crímenes de guerra. El objetivo es respetable. Pero, ¿qué pasa? Los países que más guerras ocasionan y que más imponen la guerra, son quienes están argumentando en contra de la Corte. Y como siempre, los países más pequeños, los más débiles, a los que nos tienen que decir que hacer -sin darse cuenta de lo valioso que somos-, debemos firmar por aquí y por allá, ratificar, celebrar con bombos y platillos la entrada al concierto de las naciones que abogan por los “derechos humanos”, por la “democracia”. Es como el juego del gato y el ratón. Al final, los Estados cuya fuente de ingresos proviene del comercio de armas y de la tecnología nuclear, los que declaran las guerras y las concluyen cuando quieren, son los que nunca vamos a ver en un tribunal internacional, ni a su diplomacia ni a sus ciudadanos.

Algunos me preguntarán, licenciado, profesor o Luis, ahora que anduvo en Europa, como mira la problemática social y de discriminación. Yo les digo: En el viejo mundo se evidencia que están aminoradas las desigualdades sociales, que la clase trabajadora tiene mayores beneficios laborales y de seguridad social. Pero esta afirmación conlleva otra problemática: “La desigualdad mundial” entre países ricos y países pobres. Hay que recordar que muchos países de Europa tienen su riqueza con base en la expoliación colonial que ejercieron sobre otros pueblos, los de América, Asia y África. Esta injusticia histórica, en particular para los latinos, se puede leer perfectamente en el libro “las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano.

En Latinoamérica la brecha entre ricos y pobres es alarmante, y es que como decía Saramago, en la era actual “no se globaliza el bienestar”. A pesar de que en el viejo mundo, existe una mayoría de regímenes que se consideran socialistas y otros social demócratas existe una cultura fuerte del consumo y del individualismo. Aquí viene una paradoja del socialismo europeo: es un socialismo individualizante.

Con respecto al tema de discriminación, la xenofobia y el neo fascismo, estos forman parte de la discusión política y social diaria, sobre todo, en España. Sus frases y consignas, de grupos a favor y en contra, se observan en las calles y periódicos: Algunos todavía ven a los negros, latinos, otros, como seres inferiores. Y aquí surge otra afirmación: la mentalidad racista, los roces culturales, nacionalistas o étnicos, son un problema global Aun no se ha entendido que la grandeza del ser humano, está en el hecho de serlo. En Guatemala también nos encontramos con varios antagonismos: Los blancos contra los mestizos, los mestizos frente a los indígenas, conflictos interétnicos en los grupos mayas. Los problemas de racismo, discriminación étnica y de identidad nacional, son un reto a vencer en la era pos moderna, antes de que sucedan otros campos de concentración.

Bueno mis estudiantes de leyes, mis acuciosos jóvenes y viejos intelectuales, así es como concibo y me explico la problemática de los derechos humanos, al final seguimos en la misma ruta de la utopía y la melancolía.

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